Padre perdió a dos de sus hijos por una enfermedad catastrófica y hoy lucha por fomentar la donación de órganos en Chile

El mes de mayo trae consigo un profundo significado para Fredy Maureira, un padre melipillano que enfrenta el dolor de haber perdido a sus dos hijos debido a la fibrosis quística, una enfermedad hereditaria que afecta gravemente el sistema respiratorio y digestivo.

Su historia, marcada por la tragedia, se convirtió en un símbolo de la lucha por mejorar la donación de órganos en Chile.

El primero en partir fue Maikel, quien falleció a los seis años. Años más tarde, su hermana Valentina ganó notoriedad nacional al hacer un pedido que sacudió la discusión pública: 

Solicitó a la entonces presidenta Michelle Bachelet la posibilidad de acceder a la eutanasia, en medio de su sufrimiento por la enfermedad.

Su historia generó un debate sobre los derechos de los pacientes con enfermedades terminales.

Hoy, Maureira canaliza su dolor en una campaña de concienciación, con el objetivo de incentivar la donación de órganos y salvar vidas.

Datos oficiales reflejan la urgencia de su cruzada: la tasa de donación en Chile durante una década ha sido de apenas cinco donantes por millón de habitantes, un número insuficiente para cubrir la alta demanda de pacientes en lista de espera.

Para visibilizar la problemática, Maureira ha liderado múltiples iniciativas, desde actividades deportivas hasta intervenciones en medios de comunicación, con el fin de sensibilizar a la población y a las autoridades sobre la importancia de fortalecer el sistema de trasplantes.

Incluso en tiempos de pandemia, organizó corridas atléticas con la esperanza de generar conciencia y sumar apoyos a su causa.

El padre de los recordados jóvenes sostiene que la escasa donación de órganos se debe, en gran medida, a las falencias del sistema de salud, evidenciadas en el crecimiento de las listas de espera y la falta de infraestructura adecuada para procesos de trasplante. 

Por ello, insiste en su anhelo de ser recibido por el presidente de la República, con la intención de discutir estas y otras problemáticas que afectan la calidad de vida de los chilenos.

Su historia es más que un testimonio de pérdida; es un llamado urgente a la solidaridad y un esfuerzo constante por cambiar la realidad de cientos de personas que esperan una segunda oportunidad de vida.

 

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