La Fiscalía Nacional presentó este viernes un extenso informe sobre el estado del crimen organizado en Chile, que recopila datos correspondientes a 2024 e integra información aportada por diversas instituciones del país.
El documento expone una profunda transformación del panorama delictual, donde las organizaciones criminales han elevado su nivel de sofisticación tecnológica, diversificado sus fuentes de ingresos y construido un poder económico paralelo que desafía la institucionalidad del Estado.
Entre los principales hallazgos, el estudio alerta sobre un incremento sostenido de los delitos predatorios, destacando especialmente el auge de los secuestros y las extorsiones. Según el informe, el secuestro ha dejado de ser un hecho excepcional para transformarse en una “herramienta estratégica” utilizada por las bandas criminales.
Asimismo, el análisis da cuenta de una creciente infiltración de estas organizaciones en las economías locales y los mercados ilícitos, con mayor presencia en las macrozonas norte y centro del país.
El ministro de Seguridad Pública, Luis Cordero, valoró el informe y subrayó que “en algún sentido también revela la forma y modo en que el Estado de Chile ha enfrentado la situación de crimen organizado, las particularidades que en el país tiene. Es decir, cómo se estructura a partir del desarrollo de economías ilícitas que son altamente rentables o a partir del desarrollo de delitos predatorios”.
El secretario de Estado ejemplificó la evolución criminal con la aparición de ilícitos que antes no eran comunes en Chile, como la trata de personas y el tráfico de migrantes.
El tráfico de drogas continúa siendo la actividad ilícita predominante y la principal fuente de financiamiento del crimen organizado, concentrando cerca de la mitad de los ingresos totales de estas agrupaciones durante 2023 y 2024.
Si bien el informe consigna una disminución general en la cifra de homicidios, advierte que un 16,5% de estos casos está directamente vinculado a las actividades del crimen organizado.
La Fiscalía describe un proceso de “densificación delictual sin precedentes”, en el que las organizaciones ya no se limitan a un solo tipo de ilícito, sino que operan como “multidelitos” o “multipropósitos”.
La subdirectora de la Unidad de Crimen Organizado de la Fiscalía Nacional, Tania Gajardo, explicó que las bandas “van cambiando de actividad o incorporando nuevas según las oportunidades económicas que surgen”. Añadió que “si una organización tiene la capacidad de ingresar migrantes por un paso no habilitado, aprovecha esa misma ruta para el ingreso de armas, drogas o el contrabando de dinero”.
Finalmente, el reporte concluye que el crimen organizado en Chile ya no puede entenderse como un fenómeno aislado, sino como un “ecosistema articulado” que se nutre de múltiples mercados ilícitos. Este entramado —advierte la Fiscalía— sostiene un poder económico paralelo, sustentado en redes de lavado de dinero, corrupción y control social violento.