Este lunes, las tres principales asociaciones de municipios del país —la Asociación Chilena de Municipalidades, la Asociación de Municipalidades de Chile y la Asociación de Municipalidades Rurales (AMUR), activaron una ofensiva institucional para exigir la restitución de $477 mil millones que, según denuncian, fueron recortados en el proyecto de Ley de Presupuesto 2026.
La cifra no es menor: representa el corazón de los fondos comunales destinados a vivienda, educación, trabajo y desarrollo urbano.
La alerta no es nueva, pero esta vez se formalizó con la entrega de un documento a la presidenta de la Comisión de Hacienda del Senado, Ximena Rincón, en el que se detallan las rebajas y se advierte sobre el impacto estructural que tendrán en la gestión local.
El aumento del Fondo Común Municipal apenas alcanza un 3,7%, muy por debajo de la inflación proyectada, mientras que el ítem de Mejoramiento Urbano y Equipamiento Comunal sufre una caída del 25%, afectando directamente el programa de mejoramiento de barrios.
Para las comunas rurales, como las que componen las provincias de Melipilla y Talagante, el golpe es doble.
No solo enfrentan históricas brechas en infraestructura, conectividad y servicios básicos, sino que ahora ven cómo los programas del Ministerio de Vivienda y Urbanismo (Minvu) se reducen en un 10%, justo cuando más se necesita inversión en habitabilidad y planificación territorial.
La salud primaria, que en estas zonas es el primer y muchas veces único eslabón de atención médica, apenas sube un 2,5%, cifra que los alcaldes califican de “marginal”.
En educación, el panorama es aún más crítico: el Fondo de Apoyo a la Educación Pública municipal se desploma en un 28,9%.
La integrante de la subcomisión mixta de presupuesto,la senadora Ximena Rincón, se refirió a lo delicado de la situación.
“Esto es un terremoto para los municipios”, han señalado los dirigentes comunales, y no es una metáfora exagerada.
En comunas como San Pedro, Isla de Maipo o María Pinto, donde los equipos municipales deben multiplicarse para cubrir extensos territorios con escasos recursos, cada peso recortado se traduce en menos luminarias, menos operativos de salud, menos becas escolares, menos seguridad.
Gustavo Alessandri, presidente de la asociación Chilena de Municipalidades refrendó lo extremo de la situación.
La ofensiva municipal busca revertir estos recortes antes de que el presupuesto sea aprobado.
Pero más allá de la cifra, lo que está en juego es el modelo de desarrollo local: si las comunas rurales siguen siendo las más postergadas, el centralismo no solo se perpetúa, sino que se profundiza.