Hoy se cumplen 43 años del mayor logro para el deporte chileno en manos de un Melipillano

El 5 de junio de 1982, el boxeador chileno, el melipillano, Benedicto Villablanca protagonizó uno de los momentos más recordados en la historia del pugilismo nacional.

Enfrentó al puertorriqueño Samuel Serrano con el objetivo de obtener el título mundial de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB) en la categoría súper pluma. 

Hasta entonces, cinco compatriotas habían intentado alcanzar la gloria sin éxito: Estanislao Loayza, Alejandro Romero Castillo (conocido como Routier Parra tras nacionalizarse estadounidense), Arturo Godoy, Godfrey Stevens y Martín Vargas.

La pelea comenzó con Serrano dominando el combate gracias a su experiencia y su largo alcance, pero en el sexto round, el puertorriqueño comenzó a sangrar.

Aunque el enfrentamiento continuó, en el undécimo asalto el árbitro venezolano Jesús Celis detuvo el combate por el corte en el rostro de Serrano, declarando la victoria de Villablanca por nocaut técnico.

 Chile celebraba a su primer campeón mundial de boxeo.

Sin embargo, semanas después, la AMB anuló el resultado y devolvió el título a Serrano, argumentando que el corte había sido provocado por un cabezazo de Villablanca, algo que nunca pudo confirmarse con los registros audiovisuales de la pelea. Así lo cuenta el propio Villablanca.

 

La decisión generó controversia, especialmente porque el presidente de la organización, el veedor del combate y el propio Serrano eran puertorriqueños.

Hoy, 43 años después de aquella hazaña, Benedicto Villablanca reflexiona sobre lo vivido. Reconoce que en el momento no dimensionó el impacto de su logro y que con los años comprendió que no solo peleó contra un rival en el ring, sino contra una estructura que buscaba impedir su victoria.

 

A 43 años de la hazaña que movilizó a todo Chile y especialmente a su Melipilla, Benedicto Villablanca señala sentirse agradecido con el deporte y con la oportunidad de haber representado a Chile en la élite del boxeo mundial.

 

A pesar de la controversia y las dificultades que enfrentó fuera del ring, Benedicto Villablanca quedó en la historia del deporte chileno como el primer campeón mundial de boxeo que tuvo el país.

Su victoria sobre Samuel Serrano en 1982 no solo representó un logro individual, sino que marcó un hito en el pugilismo nacional. 

Desde Melipilla al escenario internacional, Villablanca demostró que con esfuerzo y determinación era posible llegar a la cima.

Hoy, 43 años después de aquel combate, su hazaña sigue siendo recordada como un símbolo de perseverancia y orgullo para Chile.

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